8.- La proa de un continente
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¿Que se puede decir del Mediterráneo?. Sí, ese mar inmenso y en mayúsculas, ese mar que visita tantas orillas y germen de inspiración de tantos artistas: poetas, pintores, músicos, etc..
El Mare Nostrum (nuestro mar) que decían los romanos, pues sus aguas bañaban las costas de casi todo el imperio. Mar clave para la historia, ya que además de los romanos, los fenicios y los griegos -que cruzando el estrecho de Gibraltar también lo navegaron-, llegaron hasta nosotros.
No quiero hacer un estudio geográfico ni tampoco una crónica de historia del Mar Medi Terraneum (mar en el medio de las tierras) pero es muy difícil al escribir de él, evocarlo sin pensar en todo lo que se vivió en sus aguas, lo que trajo a nuestras tierras (y se llevó) y en los misterios que guardan sus profundidades.
Mar de mitos y leyendas, como la de Jasón y los Argonautas, ha sido bautizado con muchos nombres: “Mar Intermedio” para los árabes, para los turcos, “Mar Blanco” -como contrapunto al Mar Negro- y los egipcios lo llamaron el “Gran Verde.
Siempre las ciudades bañadas por él, han estado y están, llenas de contrastes, pues pueden beber mas fácilmente de las fuentes de otras culturas. Los puertos de mar, son colmenas donde cohabitan razas, lenguas y costumbres que se van transmitiendo a sus habitantes, creando sociedades, (a mi parecer) mas abiertas y tolerantes.
Pero con todo lo anterior, el mar y concretamente muchas playas del Mediterráneo, también me recuerdan canciones de amor, puestas de sol indescriptibles, playas con sus chiringuitos de verano…, en fin, vacaciones pasadas junto a sus aguas, - con todo lo que eso conlleva de bueno y de malo.
A mí, que solo tendría que escribir sensaciones, el mar, siempre me abre el alma, me transporta, me da paz, y su luz ilumina mi espíritu agrandando mis deseos de libertad.
¡ Que sensación mas maravillosa sería poder andar sobre sus aguas, respirar la brisa, y con su impulso….,volar, volar, volar…!
Mar sin montañas de plata
pero con luces de fuego,
abres los ojos al mundo
de seguidores de sueños.
Parteluz
EL SÍNDROME FELINO
Dirección:
Domingo F. Faílde
Consejo de Redacción:
Juana Castro, Juana Vázquez y Dolors Alberola
Correspondencia:
elsindromefelino@gmail.com
Domingo F. Faílde
Consejo de Redacción:
Juana Castro, Juana Vázquez y Dolors Alberola
Correspondencia:
elsindromefelino@gmail.com
MEDITERRÁNEO
¿Que se puede decir del Mediterráneo?. Sí, ese mar inmenso y en mayúsculas, ese mar que visita tantas orillas y germen de inspiración de tantos artistas: poetas, pintores, músicos, etc..
El Mare Nostrum (nuestro mar) que decían los romanos, pues sus aguas bañaban las costas de casi todo el imperio. Mar clave para la historia, ya que además de los romanos, los fenicios y los griegos -que cruzando el estrecho de Gibraltar también lo navegaron-, llegaron hasta nosotros.
No quiero hacer un estudio geográfico ni tampoco una crónica de historia del Mar Medi Terraneum (mar en el medio de las tierras) pero es muy difícil al escribir de él, evocarlo sin pensar en todo lo que se vivió en sus aguas, lo que trajo a nuestras tierras (y se llevó) y en los misterios que guardan sus profundidades.
Mar de mitos y leyendas, como la de Jasón y los Argonautas, ha sido bautizado con muchos nombres: “Mar Intermedio” para los árabes, para los turcos, “Mar Blanco” -como contrapunto al Mar Negro- y los egipcios lo llamaron el “Gran Verde.
Siempre las ciudades bañadas por él, han estado y están, llenas de contrastes, pues pueden beber mas fácilmente de las fuentes de otras culturas. Los puertos de mar, son colmenas donde cohabitan razas, lenguas y costumbres que se van transmitiendo a sus habitantes, creando sociedades, (a mi parecer) mas abiertas y tolerantes.
Pero con todo lo anterior, el mar y concretamente muchas playas del Mediterráneo, también me recuerdan canciones de amor, puestas de sol indescriptibles, playas con sus chiringuitos de verano…, en fin, vacaciones pasadas junto a sus aguas, - con todo lo que eso conlleva de bueno y de malo.
A mí, que solo tendría que escribir sensaciones, el mar, siempre me abre el alma, me transporta, me da paz, y su luz ilumina mi espíritu agrandando mis deseos de libertad.
¡ Que sensación mas maravillosa sería poder andar sobre sus aguas, respirar la brisa, y con su impulso….,volar, volar, volar…!
Mar sin montañas de plata
pero con luces de fuego,
abres los ojos al mundo
de seguidores de sueños.
© Del texto: M. Carmen López Frías
© De las imágenes: Domingo F. Faílde
© De las imágenes: Domingo F. Faílde
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